La resección transesfenoidal de un tumor es una cirugía mínimamente invasiva. La cirugía se realiza para extirpar tumores de la glándula pituitaria, la región sellar del cerebro y el seno esfenoidal del cráneo. La cirugía se puede realizar con un microscopio o más comúnmente con un endoscopio a través de la nariz. No todos los tumores pituitarios requieren cirugía.
Sin embargo, los tumores pituitarios pueden causar una variedad de problemas hormonales y pueden crecer hasta un tamaño grande, comprimiendo nervios y arterias importantes en la base del cerebro.
Cuando esto ocurre, se necesita cirugía para extirpar el tumor, especialmente cuando la visión está en riesgo. La extirpación del tumor a menudo revierte los problemas endocrinos y restaura el equilibrio hormonal normal.
Los tumores hipofisarios también se conocen como Microadenoma o Macroadenoma dependiendo del tamaño.

El cirujano determina qué procedimiento es apropiado para la resección del tumor según el tipo de tumor, la ubicación, el tamaño y la evaluación del paciente.
Una vez que se decide el abordaje, el paciente también requerirá una resonancia magnética o tomografía computarizada antes de la cirugía para una planificación quirúrgica precisa.
No todos los casos de tumores cerebrales tienen indicación de tratamiento quirúrgico agresivo con resección.
Hay tumores que invaden y penetran profundamente el tejido cerebral de manera difusa, como muchos linfomas cerebrales primarios, o gliomas de alto grado difusos con un área del cerebro afectada demasiado extensa como para plantear una resección de una proporción razonable de células tumorales, sin poder evitar una secuela neurológica severa. En estos casos se recomendará solo tratamiento con quimioterapia y radioterapia.
Otras veces, la lesión está algo más localizada, pero se halla situada en un área especialmente vital y profunda como el tálamo o el tronco cerebral, que controla movimientos fundamentales involuntarios como la respiración, el ritmo cardíaco, la tensión arterial, procesos digestivos, etc. En estos casos se recomendará una biopsia mínimamente invasiva para poder tener un diagnóstico de que tumor es específicamente y poder complementar el tratamiento con quimioterapia y radioterapia.
En adultos, el tumor cerebral más frecuente es la metástasis, es decir, focos tumorales procedentes de un tumor maligno en otro órgano a distancia y cuyas células han llegado al cerebro viajando por el torrente sanguíneo.
Cuando las metástasis no superan en número las dos o tres, dependiendo del caso, podemos plantear la utilidad del tratamiento quirúrgico, siempre que su localización sea accesible y la relación riesgo beneficio sea favorable respecto a otros tipos de tratamiento.
En cuanto a los tumores que se originan de las propias células del tejido nervioso, los más frecuentes son los grados intermedios y malignos de las cuales el Glioblastoma Multiforme es el tipo más frecuente y de peor pronóstico.
Siempre que las condiciones del paciente y la localización del tumor lo permitan, intentaremos al menos retirar, en grado parcialpara disminuir la presión cerebral que provoca en gran medida los síntomas que ocasiona.
En este tipo de tumores hablaremos siempre en el mejor de los casos de resección macroscópica completa, ya que por norma tienen células malignas aisladas en focos microscópicos a centímetros de distancia del límite aparente del tumor. Cuando estos tumores afectan ambos hemisferios cerebrales o de forma franca las estructuras que los conectan, el objetivo de resección completa se complica, ya que la enfermedad ya está afectando a los dos lados del cerebro.
Entre los otros tipos de tumor de origen cerebral podemos hallar los siguientes:
● Oligodendrogliomas.
● Ependimomas.
● Subependimomas y otras variantes.
● Los neurinomas, que son tumores benignos originados en nervios que provienen directamente del cerebro, típicamente del nervio auditivo o vestibulococlear.
● Los originados en células embrionarias remanentes (cordomas, PNET, quistes epidermoides, etc).
● Otros que se forman en los tejidos de soporte del cerebro como las meninges (meningiomas) o el hueso (osteomas), que suelen ser benignos, pero en ocasiones pueden adoptar también formas malignas e infiltrantes.
En estos últimos tampoco se realiza resección en todos los casos, la decisión depende de si el paciente tiene síntomas o es una lesión que está creciendo.